LA OTRA CARA DE LA MAMOGRAFÍA Y EL CÁNCER DE MAMA
Dr. Edward Peralta Rodríguez
Dado que una de cada ocho mujeres va a desarrollar un cáncer de mama en el transcurso de su vida, es crucial tomar medidas reales de prevención. No obstante, es imprescindible encarar con precaución la medida más común, LA MAMOGRAFÍA.
Es probable que usted ya sepa que el riesgo de cáncer de mama empieza a aumentar a partir de los 40 años. De ahí las recomendaciones de hacerse mamografías rutinarias a partir de los 45 años. Y que la edad media de diagnóstico de cáncer de mama son los 61 años. Pero, aunque estas estadísticas son buenas para los medios de comunicación y una guía fácil para cualquier médico, solo cuentan una cara de la historia. Hoy abordaremos las otras caras de la historia. Que no son nada alentador.
También es necesario que sepan que las opciones para abordar la enfermedad pueden —y deben— cambiar con la edad. El protocolo correcto para una mujer de 45 años no será necesariamente el correcto para una de 85 años, esto es debido porque a medida que envejece, la probabilidad de que el cáncer lo mate o le provoque un daño significativo disminuye drásticamente.
Por desgracia, eso no impide que muchos oncólogos tradicionales recomienden el mismo tratamiento para todo el mundo, al igual que hacen con tantas otras crisis sanitarias
La cara oculta de la mamografía
Las cifras de cáncer de mama son casi las mismas en todos los países. En 1980, de cada dos cánceres de mama diagnosticados, uno conducía al fallecimiento mientras el otro se curaba. A partir del año 2000, con la ayuda de la mamografía en el diagnóstico temprano de CA de mama, las estadísticas oficiales indicaban que, de cada cuatro cánceres de mama diagnosticados, tan sólo uno era letal y los otros tres acababan curándose. Aparentemente este gran aumento del 50% en las probabilidades de sobrevivir de la mujer frente al cáncer de mama parecería que demostrara de forma evidente la eficacia de los programas de prevención, y justificara con firmeza la necesidad de ir más lejos.
Pero estas cifras enmascaraban otra realidad mucho menos rosa: de hecho, el número de cánceres de mama había alcanzado dimensiones de epidemia. El aumento aparente del número de supervivientes iba ligado a la multiplicación de los “sobrediagnósticos” o, lo que es lo mismo, al diagnóstico de un número creciente de cánceres invasivos de evolución lenta, o de regresión espontánea, o cánceres in situ que no hubieran llegado a evolucionar nunca.
Los sobrediagnósticos tienen consecuencias negativas importantes, no sólo en términos de costos y de angustias inútiles para las mujeres, sino porque conducen a someterse a biopsias, e incluso a operaciones quirúrgicas, que pueden llegar a extirpar la mama, mientras que dichas mujeres nunca se habrían dado cuenta de nada si no se hubieran sometido a una mamografía.
¿Existe alguna ventaja en descubrir un cáncer de mama cuando es demasiado pequeño para notarlo?
La respuesta es NO.
En otras palabras, las mamografías traen como resultado un exceso de diagnóstico como se mencionó anteriormente y por consiguiente, tratamientos innecesarios.
El aumento en la incidencia del carcinoma ductal in situ (DCIS) en la última década de alrededor del 20 al 50%, gracias a la mamografía es algo que puede parecer positivo, pero esto se derrumba cuando se sabe que la mayoría de los casos, el DCIS es una enfermedad bastante benigna.
De hecho, antes el DCIS ni siquiera se consideraba un cáncer.
Sin embargo, las mujeres son sometidas a operaciones que alteran su calidad vida con tratamientos agresivos para un “cáncer” que podría no causar un peligro real para su salud.
La otra cara oculta de la mamografía.
La otra cara oculta de las mamografías es que no son pruebas simples carente de riesgos. Son dolorosas para la mayoría de las mujeres y cancerígenas. Además, los resultados suelen ir seguidos de una llamada para hacerse más pruebas, con toda la radiación que eso supone años tras años.
La irradiación de un tejido en repetidas ocasiones puede causar un cáncer involuntario en los esfuerzos por detectarlo. No solo supone un exceso de radiación, sino que además se ejerce demasiada compresión en los senos, lo que impide el drenaje linfático esencial, una función vital para deshacerse de los residuos corporales (fluidos, bacterias, virus, etc.). Además, al comprimir la mama de esa manera puede provocar un estallido de microtumores no peligrosos inicialmente, provocando su posterior diseminación de estas células cancerosas por el organismo, agravando la situación del paciente.
No puedo evitar preguntarme cuántos cánceres de mama fueron causados por el uso excesivo de la mamografía, irónicamente por la propia herramienta de detección diseñada para identificar la enfermedad.
¿qué conviene hacer en el ámbito de la prevención y detección del cáncer de mama?
Estudios estiman que el 40% de los cánceres de mama se podría evitar mediante simples modificaciones del estilo de vida. Una alimentación sana, la suplementando con sustancia naturales anticancerígenas demostradas de manera inteligente, un nivel óptimo de vitamina D y un buen control de las emociones (reducción de las causas de estrés), normalizando el ritmo circadiano. Esto podrían sentar las bases de todo programa de prevención del cáncer de mama.
Pero cuando hablamos detección temprano del cáncer de mama, creo que debemos avanzar hacia un control mejor y más específico de las mujeres con un mayor riesgo, en vez de analizar a la población general.
Al fin y al cabo, la mayoría de las mujeres no corren un riesgo elevado de desarrollar un cáncer de mama lesivo.
Empezando por los riesgos y beneficios de estas prácticas, y siempre con el objetivo de prevenir el exceso de diagnóstico y de tratamiento.
Hay métodos de detección que no utilizan la radiación. Las ecografías y las resonancias magnéticas, por ejemplo, son alternativas a las mamografías, son muy sensibles y científicamente probadas. De hecho, creo que seguramente pueden funcionar mejor a la hora de encontrar tumores, todo ello con un riesgo mucho menor.
Las ecografías son especialmente útiles para mujeres con el pecho más denso. La resonancia magnética es mejor para detectar cánceres de mama en etapas tempranas.
¿quiénes muestran un mayor riesgo de CA de mama?
- Tener un familiar mujer de primer grado a la que se le haya diagnosticado cáncer de mama (madre, hermana o hija).
- Tener antecedentes personales de la enfermedad.
- Resultados anómalos en una biopsia de mama.
- Ser portadora de un gen del cáncer de mama como el BRCA.
Para las mujeres con el gen BRCA sería recomendable exploraciones individuales de mama más exhaustivas, así como ecografías de mama o resonancias magnéticas con mayor frecuencia, por lo menos dos veces al año.
Las exploraciones ginecológicas semestrales, las ecografías transvaginales y el análisis del CA125 en sangre también son importantes debido al mayor riesgo de cáncer de ovario que acompaña a este marcador.
Complementos recomendados en la prevención y tratamiento de CA de mama.
Las seis sustancias con mayor evidencia en la prevención y como ayuda terapéutica, más importantes en el cáncer de mama son:
- Melatonina. Como la mayoría de las personas, quizá usted crea que la melatonina solo sirve para una cosa ayudarle a dormir. En realidad, es mucho más potente que eso, los estudios muestran que unos niveles bajos de melatonina aumentan el riesgo de padecer cáncer de mama. Por el contrario, unos niveles más altos parecen disminuir el crecimiento de los tumores de mama.
- Extracto de hongos AHCC. Es el compuesto correlacionado de hexosa activa, (AHCC). Es un extracto de seta medicinal originario de Japón, donde se utiliza en más de 700 hospitales. El AHCC no solo “estimula” el sistema inmunitario, sino que lo modula y lo dirige hacia las células cancerígenas, haciendo que sea más inteligente y eficaz.
- Curcumina. Es el compuesto activo de la cúrcuma, que es la especia que da al curry su color, puede ser el avance que por fin ponga en marcha esa nueva era de tratamiento contra el cáncer. La curcumina es un potente antioxidante y antiinflamatorio cuyas propiedades son muy reconocidas y que cuenta con una larga lista de beneficios contra las enfermedades crónicas incluida el cáncer.
- Probióticos. Los probióticos son bacterias vivas que ayudan a mantener la salud del intestino. Y de acuerdo con investigaciones recientes, también podrían protegerle del cáncer.
- Vitamina D3. Los pacientes con cáncer de mama con niveles más altos de vitamina D tenían un 37% menos riesgo de morir. Para prevenir, combatir y sobrevivir al cáncer, es necesario por consiguiente tener un nivel alto de vitamina D, y la forma más fiable de conseguirlo es mediante un complemento nutricional.
- Astaxantina. Potente antioxidante, 10 veces más que otro carotenoide. Estudios demuestran los beneficios a corto y largo plazo para el tratamiento del cáncer de mama, entre los que se encontraba impedir el crecimiento de las células tumorales.
Mejorar sus defensas inmunológicas, su metabolismo y su flora intestinal, son pasos cruciales, tanto si decide someterse al tratamiento tradicional como si no, porque su inmunidad, su metabolismo y su flora intestinal influyen en la evolución y la remisión de todo cáncer.